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Startups y pymes se decantan por los espacios de trabajo compartido para la vuelta a la oficina

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Tras muchos meses de teletrabajo, las sedes corporativas y las oficinas se han convertido para muchas pymes en un gasto exponencial más que en una inversión. Y es que, especialmente este tipo de compañías, suelen contar con menor músculo financiero para afrontar su estructuras y circunstancias excepcionales, más aún si son de gran impacto como la pandemia. Por este motivo, son muchas las empresas, sobre todo, startups y pymes, que han empezado a plantearse nuevos modelos de trabajo y, en consecuencia, espacios más flexibles.

También con el objetivo de ofrecer a sus equipos un espacio de trabajo atractivo para la vuelta a la oficina, en los que se fomenten iniciativas que impulsen el networking, el aprendizaje y la creatividad. En este sentido, los espacios de trabajo compartido, como los coworkings o hubs de innovación, se posicionan ahora mismo como una opción ideal, precisamente por estar diseñados para cubrir todas las necesidades que pueda tener un profesional o empresa, y ofrecer un valor añadido para los profesionales.

El nuevo estilo de trabajo

“La caída de la facturación y el beneficio de muchas pymes, así como la incertidumbre económica, ha abierto el debate de hasta qué punto es necesario tener una oficina física y cuál es el modelo de oficina y trabajo que mejor se adapta a las necesidades actuales. Las cosas han cambiado y todos nos hemos tenido que amoldar de una forma u otra”, así lo explica Juan Luis Moreno, partner y Chief Innovation Officer en The Valley.

De hecho, según los primeros datos de abril del 2020 del estudio “Living, working and COVID-19”, realizado por Eurofound, casi el 40% de aquellos que trabajan en la Unión Europea comenzaron a teletrabajar como resultado de la pandemia. Posteriormente, según los resultados de julio 2020 de este mismo estudio, el formato preferido de trabajo para muchos es un mix entre teletrabajo y trabajo presencial en las oficinas.

En el caso concreto de las pymes, la implantación del teletrabajo ha supuesto todo un reto, principalmente, porque siguen teniendo muchas dificultades a la hora de afrontar un proceso de transformación digital, ya que lo entienden como una modernización de los procesos y, en muchas ocasiones, tampoco cuentan con las herramientas necesarias.

A esto se suman otras desventajas como el desgaste de la cultura corporativa o la dificultad de los empleados de desconectar y establecer límites entre la vida personal y laboral. Circunstancias que han hecho que las propias empresas vean necesario volver, de algún modo, a la oficina, contemplando modelos como el coworking o los hubs de innovación que, además, ayudan a afianzar y fortalecer la cultura corporativa.

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