En Creaby hablamos continuamente de emprendedores y líderes que decidieron dar el paso y montar su propia empresa. Sin embargo, y aunque siempre hablamos de qué les mueve a hacerlo, raramente mencionamos las razones por las que existe el miedo a emprender. Hoy te lo explicamos y cómo resolverlo.
Muchas veces vemos el emprendimiento como una idea utópica y un proyecto que muchas ventajas y muchos riesgos. No obstante, no siempre tiene que ser así y a veces esa percepción distorsionada solo existe en nuestra cabeza. Tomás Santa explica que existen diversos “elementos psicológicos” que favorecen esta aversión al emprendimiento:
- Estancamiento emocional: es muy común sentirse apático o desmotivado en nuestro trabajo, lo cual termina afectando a nuestra percepción de la realidad. El estado emocional y la salud mental son elementos claves para aquellos que quieran aventurarse en el emprendimiento.
- Parálisis del análisis: este fenómeno ocurre cuando las personas formulan diferentes hipótesis de situaciones futuras pero no termina llegando a la acción. De esta manera, nos ponemos en situaciones (generalmente negativas) y el miedo a exponerse al fracaso.
- Ansiedad ligada a la incertidumbre: “¿qué será del futuro?” es la pregunta estrella de este elemento. La falta de certeza lleva a deducciones y predicciones catastrofistas, favoreciendo el miedo y la ansiedad.
- Sesgo de conformidad: las personas tienen a juntarse con aquellas que tienen gustos, aficiones, y sobre todo, empleos similares a los nuestros. Esto generar confianza y conformidad en el individuo, apartándole de tomar alternativas más radicales.
Para combatir este miedo, existen diferentes alternativas que nos pueden ayudar a perder ese miedo al emprendimiento:
- Crear un DAFO: no podemos atrevernos a emprender si no empezamos por conocernos a nosotros mismos y qué podemos hacer, así como nuestras debilidades y amenazas.
- Establecer objetivos pequeños y alcanzables: por algún lado se tiene que empezar, y si es poco a poco, mejor. Por ello es mejor poner objetivos más pequeños que estén al alcance de nuestra mano y después ir apostando por otros más grandes.
- Cambiar los hábitos: hay que evitar estancarse en la rutina, en la conformidad. Por ello, los cambios de hábitos pueden ayudarnos psicológicamente a “cambiar el chip”.
- Tener “deadlines”: los objetivos también tienen que tener una fecha para poder cumplirse. Existen numerosas formas y programas en internet para poder organizarte de la mejor manera y facilitar este elemento.
¿Y tú? ¿Tienes miedo a emprender?